viernes, 28 de mayo de 2010

Pepe Sancho... aquéllos años...







Hoy, quiero hablar de Pepe Sancho
Lo conocí cuando llegué a Madrid. Estaba embarazada de mi hija mayor y él, era mi vecino.
La primera vez que lo ví, me quedé absolutamente impresionada por lo guapo que era. Representaba el icono de belleza varonil, al menos para mi, claro. Pero, humildemente os diré que, a él, le pasó lo mismo conmigo. Nos quedamos los dos enganchados a la mirada del otro... y pude sentir la admiración recíproca.
Pepe Sancho era guapo como ya he dicho, famoso por la serie Curro Jiménez y muy, muy moreno. Y sus dientes blanquísimos. Y una sonrisa preciosa, cautivadora... sin embargo, las miradas que compartimos durante aquellos meses, fueron serias y profundas. Con los ojos fijos en los ojos y alguna vez, frenados en los labios...
Compraba sus filetes en la carnicería que teníamos junto al portal. Y yo también. Pero no era por casualidad la verdad, porque la carne que allí vendían era de muy buena calidad. Coincidimos varias veces, pero nunca me habó y nunca le hablé. Cuando yo entraba y estaba él, le decía al carnicero amablemente que me atendiera y, el carnicero, así lo hacía. Mientras, él me miraba serio, callado, observando... y yo me ponía nerviosa... pero creo que no se me notaba.
Cuando nos veíamos a lo lejos, siempre había una mirada para mí. Fugaz pero intensa.
Mi marido nunca supo que, aquél famoso, un día admiró a su mujer. ¿Para qué?
La experiencia fue bonita e inocente.
Mi barriguilla fue creciendo, me fui a Berga y nació mi hija.
Ya no lo volví a ver.
Y nunca me atreví a preguntarle a la portera si él, se había marchado.
¡Ay! ¡Qué tiempos aquellos!
¡Nunca volverán!
Queralt.

2 comentarios:

  1. Bonita historia, te quedo un hermoso recuerdo, un besazoooo

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  2. Muy buen post me alegra que hayas conocido en persona a Pepe era un gran actor una pena maldito cáncer

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Sobre las autorías:

La mayoría de las fotos que ilustran este blog las he recogido en la red y son anónimas pero, si alguien se siente vulnerado en la autoría de alguna de ellas, no tiene más que decirlo y serán suprimidas o, se hará constar el nombre de su autor.