jueves, 10 de junio de 2010

Mi encuentro con José Luís López Vazquez...

Era una tarde cualquiera, cuando casi no hacía frío, pero aún no hacía calor. Salía del dentista, después de haber pasado la mañana en el Corte Inglés. Había sido un día amable. Subía la Castellana, sóla y bañándome en mis propios pensamientos... porque siempre tenemos cosas en la cabeza y en el corazón que nos hacen dar vueltas y vueltas, y más vueltas, buscando una explicación, una respuesta, una solución... pero aquella tarde suave, la estaba dedicando a soñar, a fantasear, a regodearme en ilusiones que tal vez no llegaran a ser más que espejismos... pero no me importaba, lo sabía y aún así, me dejaba llevar...
Siempre me ha gustado soñar y, los sueños más bonitos, siempre son los que se sueñan despierta.
En ello estaba cuando, al llegar a la altura de un edificio muy alto donde se encuentra, desde hace muchos años, uno de esos locales donde la gente va a jugarse el dinero, vi a José Luís López Vazquez. Estaba parado delante de un semáforo. Muy bajito, muy mayor, aparentemente muy débil. Llevaba un sombrero, ropa oscura y unos zapatos que destacaban porque parececían muy grandes. Andaba tórpemente. Mirando hacia los lados, pero sin posar los ojos en nada. Me puse junto a él, pensando que quizás necesitara ayuda. El semáforo se puso en verde y nos dispusimos a cruzar el lateral de la Castellana. Me sorprendió su rápida reacción y sus pasos decididos. Le seguí hasta que él se paró en la barandilla que da al edificio que os he dicho, echando el ojo desde arriba, pendiente de algo que no supe descubrir. En una de las ocasiones que volvió la cabeza buscando ése algo que nunca supe ni sabré, me decidí a hablarle. Y le saludé, y le dije lo mucho que le admiraba... y él me sonreía con esa sonrisa suya tan peculiar, dándome las gracias pero, mirando a través mío... empeñado en encontrar algo...
José Luís López Vazquez era ya, un hombre muy mayor y algo torpe, parecía como si de un momento a otro se fuera a dar de bruces contra el suelo. Pero también era uno de mis referentes de la infancia y adolescencia pues, contrariamente a lo que pensaba de la mayoría de los actores y actrices españoles de aquella época, él siempre me gustó.
Lo dejé allí, inmerso en su afán. Buscando su pérdida... fuera lo que fuera o quien fuese. Y yo seguí mi camino, con un motivo más para fomentar mi emoción. Él nunca supo la alegría que me proporcionó... estaba acostumbrado.
Un tiempo después, no mucho, saltó a la prensa que José Luís López Vazquez había muerto.
Me acordé de aquella tarde, me acordé de todo lo que inundaba mi mente en el momento que lo vi y sobre todo, me acordé de la ilusión con la que llegué a casa después de saludarle y disfrutar de su amable sonrisa.
¡Va por tí!
Queralt.

Sobre las autorías:

La mayoría de las fotos que ilustran este blog las he recogido en la red y son anónimas pero, si alguien se siente vulnerado en la autoría de alguna de ellas, no tiene más que decirlo y serán suprimidas o, se hará constar el nombre de su autor.