Yo acababa de llegar de un campamento y, aunque estaba cansada y necesitaba olvidar el saco de dormir y recuperar mi cama, me quedé con mi madre a ver cómo el hombre ponía por primera vez un pie en la Luna.
Era emocionante, como un capítulo de los libros de misterio y fantasía que tanto me gustaban.
Siempre pensé que, en el fondo, pocos se lo creían. Y muchos años después, resultó que así era...
Nosotros nos íbamos todos los años a pasar las vacaciones de verano con mis suegros a La Azohía, donde tenían una tienda (la única), a la orillita del mar. Aunque para mí era más bien un sufrimiento que un placer pues, los que ya me conocéis, sabéis que no me gusta el sol, ni la playa, ni el calor. Pero, ¿qué no se hace cuando estás enamorada?
Un día, poco antes de la hora de comer, cuando la tienda estaba repleta de veraneantes, apareció Jesús Hermida por la puerta, en bañador, con camisa y peinándose...
Mi suegro era muy estricto con algunas cosas y, una de ellas, era que no consentía que entraras a la tienda chorreando agua y mucho menos... ¡peinándote! Y mi suegro tenía un carácter fuerte así que, durante unos minutos, la tensión se pudo cortar en el aire...
No sé cuánto tiempo estuvo Jesús Hermida dentro de la tienda, pero mi suegro lo criticó durante años, en su afán por la pulcritud de un establecimiento donde se vendía comida. Él era así, estricto, riguroso y buena persona.
Me lo encontré en varias ocasiones, pero en invierno y sólo, mirando al mar. Con esa mirada que decía: "¿Me ves, estoy aquí?" Sentado en la terraza del bar, disfrutando de la maravilla de atardeceres que la Naturaleza nos regala en aquél punto precioso de la costa.
Nunca le hablé, porque me daba la sensación de que estaba muy pagado de sí mismo, pero siempre me gustó su trabajo y, hay que reconocerle la capacidad que tenía para descubrir el talento. Aunque, me hubiera gustado saber qué pensaba, por ejemplo, de la carrera profesional de Mariló Montero, jejejeje.
Bueno, pues esa es mi experiencia con Jesús Hermida: breve. Sin embargo, pertenece a mi vida por derecho propio, por lo que me ofreció desde aquellas crónicas neoyorquinas: una puerta al mundo. Y por aquella emoción que compartí con mi madre y con miles de españoles un verano, cuando volví de un campamento y me quedé a ver cómo pisaba el hombre, por primera vez, la Luna.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/fue-noticia-en-el-archivo-de-rtve/cronicas-jesus-hermida-sobre-espacio-1970/535319/
Buen viaje de vuelta, Jesús Hermida...
Queralt Berga.