viernes, 15 de marzo de 2013

Tony Ronald en el "entoldao"

Tony Ronald

Un día cualquiera de un verano lleno de moscas, mientras oía la radio y concretamente a Tony Ronald en los 40 Principales, me picó una puñetera avispa... fue al mover la tapa de madera del pozo, junto a los rosales... ¿por qué se me ocurrió acercarme al pozo y tocar la madera? Pues porque estaba obsesionada con que, a través de ella y en el momento más inesperado, aparecería una serpiente reptando y se escondería por entre las mil flores que mi madre cuidaba todas las mañanas. Por eso siempre estaba pendiente de que el pozo estuviera bien tapado. Lo había leído en alguno de los muchos libros que ya llevaba leídos. La serpiente, verde y sigilosa, esperaría a que estuviéramos cenando tranquilamente al aire libre para darnos el susto. Sin embargo, también podría ocurrir que a la serpiente se le ocurriera entrar por mi ventana y visitar mis sueños, pues mi habitación daba al patio.
Amoníaco, gritos, lloros y dedo hinchado. Dolor. Calor. Era verano.
Un año después, justo el mismo día de calor y moscas, estuve toda la tarde arreglándome para irme de fiesta. Primero había que recoger la cocina, claro. Ducha, sesión de maquillaje y tres horas para decidir qué me ponía... pantalones acampanados y top de tirantes o vestido largo escotado y con botones desabrochados hasta medio muslo... o tejanos con el polito blanco...
Mis amigas llegaron a buscarme a la hora prevista. Paqui me pidió que le retocara el maquillaje porque, al parecer, yo lo hacía mejor que ellas... siempre me tocaba perfilar ojos y colorear labios... y me gustaba...
Cuando salimos de casa ya oscurecía, pero yo tenía permiso paterno y materno para llegar tarde aquella noche. Eran las fiestas del pueblo y nosotras íbamos al "entoldao"
La ilusión que nos llevaba como en volandas era intensa. Nos esperaban cuatro chicos guapos, pero sobre todo muy modernos. De los que no le gustaban a mi padre. Uno de ellos ya era casi novio de Tere, la prima de Paqui. Las demás, andábamos queriendo...
La música nos acogió en la distancia con alegría y en la puerta, nuestros cuatro chicos, sonrientes y vestidos con pantalones acampanados y pelos muy largos. Besos en las mejillas y mariposas alborotando estómagos adolescentes.
El "entoldao" era una gran carpa donde se hacían los bailes con orquesta y tocaban los grupos modernos invitados al evento. Entramos todos juntos, muy juntos, pero solo a Tere la llevaban cogida por los hombros y las demás, envidiándola...
         

Empezamos a mover el esqueleto frenéticamente, pero sin perder de vista a "nuestros melenudos"
Al rato, desde el escenario anunciaron a Tony Ronald. Hubo gritos, pitidos y muchas palmas pidiendo que apareciera sin más tregua. El grupo colocó los instrumentos con parsimonia y los pitidos se hicieron más fuertes. Un minuto antes de que Tony Ronald saliera, las luces se volvieron locas y cambiaron de colores mil veces sin parar: Por fin estaba allí, frente a nosotros, con su melena y su mono blanco, con su acento extranjero, bailando y con el micrófono en la mano.
La noche fue preciosa. Me lo pasé muy bien.
Un año antes, aquél mismo día, me había picado una avispa. Y sabía que no me equivocaba porque era el cumpleaños de Tere, circunstancia que aprovechó "su chico" para pedirle si quería ser su novia formal. Finalmente se casaron.


Queralt Berga.

Sobre las autorías:

La mayoría de las fotos que ilustran este blog las he recogido en la red y son anónimas pero, si alguien se siente vulnerado en la autoría de alguna de ellas, no tiene más que decirlo y serán suprimidas o, se hará constar el nombre de su autor.